Guarda griega

Guarda griega

sábado, 20 de junio de 2015

El viaje de Odiseo al Hemisferio Sur

 "¡Oh septentrión, qué triste lugar eres, pues que te ves privado de mirarlas!" (1)                                          La Divina Comedia, Dante Alighieri.




En la Divina Comedia, cuando Dante y su guía, el poeta Virgilio, recorren el Infierno, llegan a un lugar donde sufren su condena dos famosos héroes griegos que participaron de la guerra de Troya: Odiseo (Ulises según Dante) y Diomedes. Están allí debido al engaño del caballo de Troya y al robo del Paladio, escultura antigua, de madera, que representaba a Atenea y que el adivino Heleno, hijo de Príamo y hermano de Casandra, había vaticinado que mientras permaneciera en Troya, la ciudad no caería. En el infierno las almas de los condenados se encuentran cada una encerrada en una llama, donde arden y sufren solitarias, pero en el caso de Odiseo y Diomedes se encuentran encerrados en la misma llama. Una que por arriba se divide en dos. Es una llama "bicorne", o sea con dos cuernos. Cuando Dante y Virgilio se detienen frente a la llama de los dos gloriosos aqueos, el poeta les suplica que cuenten cómo encontraron la muerte, y el cuerno más alto de la llama empieza a oscilar, mueve la punta aquí y allá como si fuera una lengua, y Odiseo habla.

Dice que cuando que cuando se despidió de Circe y dejó la isla de Eea (Gaeta según Dante), después de permanecer con ella preso un año, ni la dulzura que le inspiraba su hijo Telémaco, ni la piedad por su anciano padre Laertes, ni el amor que sentía por su esposa Penélope, fueron más fuertes que su deseo de conocer el mundo, y los vicios y el coraje de los seres humanos. Por lo tanto en lugar de poner la proa hacia Ítaca, con los pocos compañeros que le quedaban, Odiseo se lanzó por el ancho mar. Así avistaron Cerdeña, luego la costa de España y de Marruecos. Odiseo dice que sus compañeros y él ya estaban viejos y cansados cuando llegaron al lugar conocido como las columnas de Heracles (o Hércules), que es el estrecho de Gibraltar. Dejan atrás Sevilla; ya habían superado a Ceuta. Entonces Odiseo exhorta a sus compañeros. Les dice que ellos, que son sus hermanos, y con él han superado incontables peligros hasta llegar a Occidente, que es el lugar donde ahora están, al poco tiempo que les resta de vida no le escatimen la experiencia de seguir al sol y llegar así al mundo deshabitado. Los seres humanos, agrega, no han sido hechos para vivir como los brutos sino para ser virtuosos y alcanzar el conocimiento. Los compañeros se entusiasman ante las palabras de su caudillo, y siguen su viaje hacia más allá de lo conocido. Pronto, a medida que avanzan, descubren en el cielo, por las noches, las estrellas del otro polo del planeta. Hay que recordar la importancia que tenían las estrellas para los navegantes antiguos. Y ven también que las tierras del mundo conocido, que han dejado atrás, ya se pierden de vista. El viaje dura cinco lunas. Al cabo de ese tiempo divisan un monte oscurecido por la gran distancia (una montaña parda en el horizonte, según Borges), más alto que cualquier otra elevación que Odiseo, el viajero, hubiese visto antes. Se alegraron de haberlo visto (probablemente porque se creía que más allá allá del mundo conocido se extendía sólo un universo marítimo), pero su alegría pronto se transformó en tristeza, porque se desató una fuerte tormenta que sacudió el barco, lo hizo girar tres veces, y a la cuarta vez levantó su popa y hundió la proa hasta que las aguas los tragó y murieron.


       Ilustración: Odiseo y la Cruz del Sur - Tinta china sobre papel - Omar Caíno



Borges tiene un ensayo sobre este episodio.

a) Dice que la nave de Odiseo se dirige al sur. Si bien dejar atrás las columnas de Heracles no significa necesariamente ir al sur, como ya vimos Dante escribe que Odiseo y sus compañeros, durante ese viaje, pudieron ver las estrellas que adornan las noches del otro polo.

b) También interpreta que las cinco lunas que menciona Dante no son cinco noches, sino cinco meses, lo que cabe si un barco de la época de Odiseo, partiendo de Gibraltar, alcanzara el Hemisferio Austral.

c) Menciona que la enorme elevación que Odiseo y sus compañeros avistan antes de hundirse y morir es "la santa montaña del Purgatorio", que está prohibida para todos los mortales.
  •   De hecho, al comienzo de la parte de la Divina Comedia dedicada al Purgatorio, cuando Dante acaba de salir del infierno para dirigirse al Purgatorio, ve las estrellas del Hemisferio Sur, entre ellas la Cruz del Sur, lo que establece la ubicación de la santa montaña.
  •   Al fin del primer canto del Purgatorio se dice: "Llegamos después a la desierta playa que no vio nunca navegar sobre sus aguas a hombre alguno que fuese capaz de volver." (1)
Dado que aquella elevación era algo que no podían contemplar los mortales, el hundimiento de la nave y la muerte es el desenlace necesario y natural del último viaje de Odiseo y de sus compañeros. Aunque es verdad que la mitología narra las visitas que otros héroes hicieron a otro lugar también vedado a los vivientes y sin embargo esos regresaron con vida. Me refiero a Orfeo, Teseo y Heracles. 

d) Borges compara a Odiseo con Dante. Dice que Dante era teólogo y la composición de La Divina Comedia, en la que equipara a Beatriz Portinari con la Virgen María y con Jesús, donde juzga, condena y salva según su criterio (como si fuera Dios todopoderoso), donde realiza definiciones en materias apenas indicadas en las Escrituras, que ese libro maravilloso (en más de un sentido) que él escribió a principios del siglo XIV, con todas esas licencias religiosas que se tomó, Borges dice que para Dante fue una empresa arriesgada y pudo haberle resultado fatal, como fue arriesgado y ciertamente le resultó fatal el viaje al Hemisferio Sur que hizo Odiseo.

En sus aventuras, Odiseo, según Dante, según Borges, llega tan lejos que alcanza a ver lo que está prohibido que los ojos humanos vean, al menos mientras esos ojos vivan.

 Fuentes:
"La Divina Comedia", Dante Alighieri, edición de la Biblioteca de Autores Cristianos (1).
"Nueve ensayos dantescos", Jorge Luis Borges






sábado, 13 de junio de 2015

Las infidelidades de Penélope, esposa de Odiseo

La versión dominante sobre la historia y la personalidad de Penélope proviene de la Odisea, de Homero. La presenta como modelo de fidelidad conyugal. Odiseo estuvo veinte años ausente de su patria, debido a la guerra de Troya y ella se mantuvo inaccesible a los muchos pretendientes que la asediaron. No voy a dar más detalles de esta versión homérica porque es muy conocida. Pero existen mitos posthoméricos que sí vale la pena mencionar.

Se dice que Nauplio "el destructor"

http://mitologiayguardas.blogspot.com.ar/2013/11/nauplio-el-navegante.html

para vengar la muerte de su hijo Palamades, instigada por Odiseo, hizo circular la noticia de que este había muerto en Troya, lo que habría provocado el suicidio de Anticlea, madre de Odiseo, y el intento de suicidio de Penélope, arrojándose al mar, a la que habrían salvado de morir ahogada unos pájaros.

Otra de las tradiciones cuenta (está en Pierre Grimal) que Penélope se habría acostado con los 129 pretendientes (esta versión invierte totalmente el mito de la fidelidad) y de esas relaciones promiscuas e ilícitas habría nacido el dios Pan, mitad hombre y mitad macho cabrío, con cuernos en la frente y poderosa actividad sexual (un hijo monstruoso consecuencia de un hecho monstruoso). Aunque Apolodoro menciona que según algunos Pan habría sido hijo de Penélope y Hermes.

Otra tradición cuenta que Odiseo al regresar a Ítaca, al darse cuenta que Penélope le había sido infiel (por supuesto que Odiseo también le había sido infiel a ella) la habría desterrado. Ella se habría ido a Esparta, y luego a Mantinea, donde habría muerto.

Otra tradición cuenta que Odiseo la habría asesinado como castigo por los amores de Penélope con uno de los pretendientes.

Según otra tradición después de su regreso a Ítaca, Odiseo habría tenido otro hijo con Penélope, aparte del que ya tenían llamado Telémaco. Luego habría partido a la tierra de los tesprotos, para propiciar con un sacrificio a Poseidón. Durante su estancia con Circe, Odiseo también había tenido un hijo con ella, llamado Telégono, que tiene un poema perdido dedicado, que se llama: "La Telegonía", escrito por Eugamón de Cirene; un griego africano. Este poema fue escrito en el siglo VI a. d. C. como continuación de la Odisea. Narra lo que pasó después que Odiseo regresó a Ítaca Así se sabe que una vez que Telégono llegó a hombre supo quién era su padre y se dirigió al reino de este para darse a conocer a Odiseo.  En Ítaca robó ganado y se enfrentó con Odiseo, que quiso defender su propiedad. En el combate Odiseo fue herido por Telégono, cuya lanza tenía espinas de pez raya, que se creía poseedoras de un veneno mortal, y falleció. Telégono al saber que había matado a su padre lamentó mucho su crimen. Llevó su cadaver a Eea, la isla Circe, ubicada en el Mediterráneo. Penélope fue con él. Allí Circe casó a Penélope y Telégono, y de ese matrimonio nació Ítalo, nombre que es epónimo de Italia.

Para completar la profusión de versiones voy a citar la que da Higino, que es una variante de la anterior. Aquí Telégono va a buscar a Odiseo por pedido de su madre Circe. Una tempestad lo arrastra hasta Ítaca. Este hijo de Odiseo, por hambre, empezó a devastar los campos de su padre. Odiseo y Telémaco trataron de defender sus bienes y Odiseo terminó muerto, cumpliéndose así un vaticinio que le advertía que se cuidara de una muerte proveniente de su hijo. Cuando Telégono supo quién había sido el muerto, llevó a Odiseo a la isla de Circe por mandato de Atenea. Con él viajaron Penélope y Telémaco. Una vez en esa isla, sepultaron los restos de Odiseo. Luego, debido a una recomendación dada por Atenea, Telégono se casó con Penélope, y Telémaco se casó con Circe, o sea ambos hijos se casaron con la mujer de su padre, y ambas esposas se casaron con los hijos de su esposo, aunque preservados del incesto por no ser los hijos, nacidos de ellas. Circe y Telémaco engendraron a Latino, nombre epónimo de la lengua latina, y Penélope y Telégono engendraron a Ítalo.


Fuentes:
Pierre Grimal: Diccionario de mitología griega y romana
Higino: Fábulas
Apolodoro: Biblioteca mitológica
W. B. Stanford: El tema de Ulises

  Guarda: Caballo de Troya


domingo, 7 de junio de 2015

Calisto, transformada en osa y cazada por las flechas de Ártemis

Siguiendo principalmente a Apolodoro, Calisto (que no es la misma que Calipso, la maga que retuvo a Odiseo en su isla cuando el héroe regresaba a Ítaca), era hija de Licaón. Se había hecho compañera de caza de la diosa virgen Ártemis, vestía como ella y había jurado que también mantendría la castidad. Zeus la deseaba y para poseerla aún contra su voluntad, se hizo pasar por Ártemis o se hizo pasar por Apolo, el hermano de Ártemis. Una vez que logró lo que deseaba, para ocultarle la infidelidad a Hera, Zeus transformó a Calisto en una osa. Pero Hera se enteró y convenció a Ártemis de que disparara sus saetas contra la bestia y así la diosa cazadora la mató. Aunque también se cuenta que Ártemis la mató por no haber guardado su promesa de mantener la virginidad. Zeus la colocó en el cielo, como la Osa Mayor. Higino describe la constelación en que, después de muerta, Calisto fue convertida. Dice que en la cabeza la Osa tiene siete estrellas de poco brillo, en cada oreja tiene dos estrellas, en el omóplato tiene una, en el pecho una, en la garra de adelante una, en la pata posterior dos, en la garra de atrás dos, en el extremo de la cadera una, en la cola tiene tres. Higino dice que en total la Osa tiene veinte estrellas. Aunque la suma del catálogo que hizo en realidad suma veintidós. Zeus se apoderó del hijo que había engendrado con la pobre Calisto, lo llamá Árcade (o Arcas), se lo entregó a Maya, de Arcadia, para que lo criase

Fuentes:
Apolodoro: Biblioteca mitológica
Higino: Fábulas

      Guarda: Cibeles del mar. A Cibeles se la representaba coronada de torres.

sábado, 6 de junio de 2015

Atalanta y la carrera mortal contra los pretendientes

Sobre el mito de Atalanta existen al menos dos versiones; una correspondiente a la provincia griega de Arcadia y la otra a la provincia de Beocia. La historia de Atlanta está compuesta de varias sucesos, aunque sólo dos son centrales: su participación en la cacería del jabalí de Calidón y la carrera contra los pretendientes. Robin Hard señala que la primera aventura podría ser un mito arcadio y el de la carrera de origen beocio. Y podría darse el caso entonces de que  originariamente hubiera habido dos Atalantas distintas. Aquí vamos a relatar básicamente el mito de la carrera contra los pretendientes suponiendo que hubo sólo una Atalanta, como hacen Pierre Grimal, Hard y otros.

Su padre, Esqueneo (o Yaso, o Ménalo) sólo quería hijos varones y cuando nació Atalanta la hizo abandonar en el monte Partenio. Habría muerto de no ser porque una osa iba a menudo a donde ella estaba y la amamantaba. Así sobrevivió hasta que la recogió un grupo de cazadores. Ellos la criaron. Ya mujer, Atalanta se quedó allí, viviendo en una cueva y cazando.

Una noche dos centauros, llamados Roico e Hileo, entraron borrachos en su cueva para violarla. Advertida por la luz de sus antorchas, ella los esperaba preparada y los mató con sus flechas.

Participó de la cacería del jabalí de Calidón y fue allí el primer cazador que logró herir a la bestia, recibiendo como premio, de parte de su matador, Meleagro, los despojos del jabalí. Véase:


También formó parte de los juegos fúnebres en honor a Pelias, que tuvieron lugar en Yolco, bajo el gobierno de Acasto. Atalanta allí venció a Peleo, el padre de Aquiles, en la competencia de lucha. O tal vez venció la competencia de carrera.

Atalanta había decidido no casarse porque un oráculo le había vaticinado que de hacerlo se transformaría en animal, o porque había decidido seguir el ejemplo de su diosa patrona, Ártemis, cazadora y virgen. Por eso, para ahuyentar a los pretendientes los desafiaba a competir con ella en una carrera. Ella partía detrás de ellos, y armada, dándoles así doble ventaja. Si su competidor ganaba la carrera, podía reclamar la mano de Atalanta, pero si ella los alcanzaba, los atravesaba con su lanza. Apolodoro cuenta que Atalanta debía cubrir con su carrera un estadio, en tanto que sus pretendientes debían recorrer la mitad de esa distancia, pariendo del lugar marcado por una lanza que Atalanta clavaba.

Mató a muchos pretendientes, hasta que la desafió   Hipómenes, hijo de Megareo (o Melanión, hijo de Anfidamante). Este suplicó a Afrodita que lo ayudase a conseguir a la esquiva cazadora y la diosa le dio tres manzanas de oro, tomadas de un árbol que se alzaba en Chipre, o tal vez manzanas del jardín de las Hespérides. Hipómenes debía dejarlas caer durante la carrera para retrasar a Atalanta. Así cada vez que Atalanta lo alcanzaba con su lanza lista para atravesarlo, Hipómenes soltaba una manzana y la cazadora, al detenerse a juntarla lo dejaba volver a ganar distancia. Atalanta se detuvo a recoger las manzanas caídas por curiosidad o quizá porque se había enamorado de Hipómenes.

Así Hipómenes ganó la carrera, y con ella ganó su propia vida y a Atalanta.

Según se cuenta, tiempo más tarde, durante una cacería, los dos esposos se refugiaron en una cueva, que era templo de Zeus o de Cibeles, para saciar su pasión. Zeus indignado por esa profanación, los convirtió en leones. En la antigua Grecia se creía que los leones no se apareaban entre sí, sino con leopardos.


Atalanta tuvo un hijo de Hipómenes, o de Meleagro (ver la cacería del jabalí de Calidón), o de Ares, llamado Partenopeo.

Fuentes:
Pierre Grimal: Diccionario de mitología griega y romana
Robin Hard: El gran libro de la mitología griega
Apolodoro: Biblioteca mitológica

   Guarda: Escudos y lanzas